POLÍTICAS PÚBLICAS: CUIDAR LOS AVANCES Y SEGUIR AMPLIANDO DERECHOS

En un contexto de permanente ataque a la Educación Pública en general y a lxs docentes, las organizaciones sindicales y sus dirigentes en particular, desatado desde los medios hegemónicos de comunicación y los sectores políticos de la derecha, es necesario reflexionar y debatir sobre el horizonte que queremos construir para la Escuela Pública.

Esos ataques a la Educación Pública -ataques al Estado- se multiplican en etapas electorales y cobran mayor fuerza aún en momentos, como el actual, en que se define el futuro de lxs argentinxs, que debemos elegir en los próximos días entre dos proyectos antagónicos de país.

Por eso, más que nunca, debemos abordar y desarmar algunos discursos que circulan en los medios, analizarlos en profundidad y contrastarlos con la realidad que vivimos cada día en nuestros territorios.

La historia en general, y la educativa en particular, supone etapas de avances y retrocesos en la concreción de derechos. ¿Cómo se han desarrollado estos 40 años de democracia? ¿Cuáles son los hitos en la ampliación de derechos? ¿Cómo afectarían a los derechos conquistados ciertas políticas  propuestas por algunos sectores?

Sostenemos que es preciso comenzar por poner las políticas en valor: las leyes, la nacional y la provincial de educación, la paritaria docente (también nacional y provincial), la ley de financiamiento educativo, que brindan un piso para seguir construyendo mejores condiciones materiales y simbólicas a la hora de garantizar el Derecho a la Educación.

También es necesario desarmar los discursos elitistas, reduccionistas y meritocráticos sobre la educación, presentes en las líneas editoriales de los grandes medios de comunicación, que promueven de manera más o menos solapada las políticas educativas mercantilizadoras llevadas adelante por Macri y Vidal.

Denuncian que la Educación Pública está en decadencia y atacan a lxs Trabajadorxs de la Educación, a los sindicatos, a sus dirigentes y sobre todo al Estado, garante del Derecho Social a la Educación.

Bajo la apariencia de pretender una mejor educación, estos ataques esconden un profundo sentido político. Y esta es una cuestión central, que siempre debemos tener presente.

En consonancia con el pensamiento neoliberal en auge en gran parte del mundo, desde los núcleos de poder se realiza una lectura negativa de la situación educativa, a partir de herramientas supuestamente objetivas, como las diversas pruebas de evaluación estandarizada de la educación.

Se responsabiliza de las falencias (falsas o reales; no importa mucho la diferencia en la era de las “fake news”) a la acción del Estado, siempre ineficiente desde la perspectiva neoliberal; y a lxs encargadxs de llevar adelante en la práctica esas políticas: lxs Trabajadorxs de la Educación.

Ambos cuestionamientos tienen un trasfondo político.

El ataque al Estado, sobre todo en tiempos donde las políticas educativas plantean la garantía del Derecho Social a la Educación, propone como alternativa la idea de que sea el mercado y no el Estado, en definitiva, quien se encargue de hacer llegar a la población el “servicio educativo”. Esto supone un cambio de perspectiva, ya que deja de reconocerse a la educación como un derecho y por lo tanto se exime al Estado de su rol como garante.

Por otra parte, el ataque a lxs Trabajadorxs de la Educación intenta sentar en el banquillo de lxs acusadxs a uno de los sujetos sociales que más resiste esta tendencia privatizadora. Además, desvalorizando el trabajo docente se desvaloriza también a la Escuela Pública.

Desde nuestra perspectiva, como lo venimos planteando en La Educación en nuestras manos -Utopías en Movimiento, sostenemos que es imprescindible seguir cuidando los avances, los logros alcanzados a través de proyectos y prácticas que ponen en acto las políticas públicas en nuestras Escuelas. Resulta necesario que en esta puesta en territorio las transformemos y pensemos nuevas necesidades para nuestras Escuelas.

Hoy más que nunca. A 40 años de la recuperación de la democracia y cuando está en juego el futuro de la Argentina, nuestra tarea, junto a las Comunidades Educativas, es seguir consolidado el piso de derechos y avanzar por nuevas conquistas.

La Escuela que queremos, pública, popular, democrática, transformadora, con perspectiva de géneros y de derechos humanos, nos exige redoblar esfuerzos para que su construcción no sea puesta en duda por los sectores que solo representan intereses minoritarios.

Sandra Ramal, Secretaria de Educación