“…no nos conforma la democracia representativa, votar cada dos años, queremos una democracia participativa y la escuela tiene que ser un lugar en donde se enseñe, desde la práctica, qué es una democracia participativa…”
Stella Maldonado, El legado de una maestra militante
Al cierre de la edición de esta Revista fuimos partícipes de un nuevo acto eleccionario, en el marco de 40 años de democracia ininterrumpida. Este hecho es una práctica de participación directa democrática que realizan los/as ciudadanos/as y es parte también de los conocimientos que la escuela debe poner a circular para el análisis, el debate, la construcción de posicionamientos propios y de interpretaciones plurales de la realidad. Enseñar democracia a través de prácticas democráticas al interior de la escuela. Conocimientos que posibilitarán a las nuevas generaciones no repetir los desaciertos de la humanidad, no naturalizar como inmodificable su presente y la “elaboración social de la memoria colectiva, de lo que define identidades comunes para todos, puntos de referencia similares y la identificación con una comunidad… Somos parte de un relato que nos constituye y al que simultáneamente contribuimos a construir”1. Conocer y reflexionar respecto de nuestros 40 años de democracia, es el trabajo pedagógico de la escuela en el camino de apropiarnos de nuestra historia para construir las herramientas para luchar por la concreción de nuestros sueños.
Los Trabajadores de la Educación con nuestras luchas, desde el aula, la escuela y la calle, aportamos a la consolidación de cuatro décadas de democracia en Argentina, como integrantes protagónicos de las luchas que produjeron los trabajadores y las organizaciones populares.
Distintos hitos de nuestras luchas: la Marcha Blanca, la Carpa Blanca, el Campamento educativo, la Escuela Itinerante. Fueron todas expresiones de lucha y protagonismo en defensa de la Escuela Pública y el derecho social a la educación.
Hoy, frente a otro momento histórico, y ante la disputa de dos modelos claramente antagónicos, necesitamos redoblar nuestros esfuerzos, nuestra militancia y nuestro oficio de docentes. No es sólo una disputa ideológica o política, también es educativa. Necesitamos multiplicar las experiencias pedagógicas que planteen el ejercicio de derechos y la participación democrática al interior de cada escuela, en cada proyecto educativo.
Solo a modo de ejemplo, en esta edición de la Revista LA EDUCACIÓN EN NUESTRAS MANOS publicamos la experiencia del Jardín 924 de San Martín, donde se aborda el tema de los Derechos Humanos a través de la lectura de distintas biografías: Rodolfo Walsh, Nora Cortiñas, Azucena Villaflor. “Más libros, más libres” es un proyecto potente porque no sólo recupera parte de nuestra historia, los años duros de la página del terror de la última dictadura, sino que lo hace a través de la lectura de textos difíciles, propuesta que profundiza los modos de enseñar y aprender hoy desde el nivel inicial. Son, además, historias de vida, de lucha y resistencia.
Otra experiencia que se publica es la que realiza un profe de Ciencias Sociales en la Escuela Técnica N° 4 de Avellaneda. Allí, con la excusa de la enseñanza de la “democracia ateniense”, el aula se convirtió en un ágora real que no solo modifica la disposición de los bancos y las mesas, sino que allí se proponen diferentes temas de debate, donde les estudiantes toman la palabra, además de ser también los moderadores. Experiencia que posibilitó la escucha de diferentes puntos de vista y hasta la modificación de algunas posturas. Enseñar democracia desde el ejercicio genuino de prácticas democráticas como son el debate, la asamblea. Construir conocimiento, derribando estereotipos, en contra del pensamiento lineal y acrítico.
Como expresaba al inicio de este editorial, estamos frente a un momento bisagra. En este tiempo se juega gran parte de los avances que hemos tenido en el campo educativo, en términos de financiamiento, ampliación de derechos, políticas de sostenimiento de las trayectorias a través de diferentes programas, la entrega de libros y netbooks, entre otras cuestiones. Recuperar y multiplicar experiencias pedagógicas que favorezcan la educación en derechos, las prácticas participativas, la lectura crítica de nuestra historia y el mundo que nos rodea, son las fuertes batallas políticas e ideológicas para transformar estructuras rígidas que aún persisten en la escuela.
Sin dejar de ver todo lo que aún nos falta, hemos aprendido que solo parándonos en nuestras victorias es que podemos defender lo conquistado e ir por alcanzar nuevos logros. En la medida que podamos apropiarnos de esto, es que vamos a seguir siendo protagonistas del tiempo que se viene.
1 Guelerman, Sergio J.: Memorias en Presente. Capítulo “Escuela, juventud y genocidio”. Editorial Norma.
Liliana Rossi
Subsecretaria de Política Educativa para Niveles y Modalidades