Compartir movimientos y sonidos, cara a cara o a través de una pantalla. Jugar y aprender. Superar momentos de angustia y adaptarse a situaciones imprevistas. Enriquecer el vínculo, ampliar la autonomía. Música y danzas en un Jardín de La Plata.
Utopías en Movimiento: Estamos con las compañeras del Jardín 952 de la ciudad de La Plata, que van a compartir con nosotrxs un proyecto institucional llamado “Descubriendo y compartiendo músicas y danzas latinoamericanas”. Les pedimos que se presenten y relaten su experiencia en este proyecto.
Cristina García: Yo soy la directora del Jardín 952 José Hernández. El proyecto institucional tiene que ver con la historia del jardín. Antes de que yo sea directora ya estaba el proyecto de danza, con una profesora que acompañaba a la clase de música una vez por semana y enseñaba danza. Ese proyecto se retomó a fines de 2015, y todavía lo continuamos, con nuevas propuestas, pero con el mismo propósito. Hace unos cuantos años el abordaje de las danzas era más desde la chacarera o el carnavalito. Y cuando volvimos en 2015, en 2016, lo ampliamos a otras danzas que las profes nos van a contar mejor. Es un proyecto en el que estamos involucradas todas las docentes de la institución. Empieza en abril y termina en noviembre, con la efeméride del Día de la Tradición. Tuvo ajustes durante la virtualidad. Verónica se tiene que retirar, pero quizás puede decir algo antes de irse…
Verónica: Soy maestra de sala de 2da y 3ra sección y estoy hace 3 años en el jardín. Las chicas siempre trabajan varias danzas, les enseñan movimientos a los niños y niñas. No tan estereotipado como podría ser para un adulto, pero ellxs se llevan conocimientos de qué es un huayno, una chacarera, un chamamé, van jugando con las danzas para que lxs niñxs lleguen a aprenderlas e incorporarlas.
Silvia: Soy la maestra de música de este jardín. Yo titularizo definitivamente en el año 2013. Como explicaba Cris, cuando nosotras nos encontramos hace 6 años, cuando Magda aparece en nuestra institución para ampliar esta propuesta que ya venía haciendo el jardín, lo empezamos a trabajar conjuntamente desde fines de 2016.
“Es un proyecto en el que estamos involucradas todas las docentes de la institución. Empieza en abril y termina en noviembre, con la efeméride del Día de la Tradición”
UEM: Si bien es un proyecto institucional de muchos años, seguramente al momento de empezar la pandemia y las medidas de ASPO y DISPO, eso las habrá llevado a ustedes a debatir con respecto a cómo darle continuidad. Nos interesaría saber qué cuestiones se plantearon al interior de la institución en ese momento, en relación al proyecto.
Silvia: Nos planteamos muchas cuestiones. De hecho, al principio, como casi todos y todas las docentes, hemos transitado situaciones de ansiedad, angustia, conflicto, incertidumbre, preguntas. ¿Cómo hacemos para llevar esto a la virtualidad? Siempre hablamos de eso con Magda, cómo fuimos adaptando este proyecto a lo virtual. Un gran desafío. Lo que pensamos en aquel momento fue en cómo revincularnos con algunos alumnos y alumnas que ya conocíamos de años anteriores de la presencialidad, y con aquellxs que no habían venido antes a la institución. Y entonces pensamos con Magda en retomar algo del repertorio del jardín, canciones que tengan que ver con la identidad del jardín también, y llevarlo a través de la pantalla compartiendo desde el lenguaje de la danza, de la expresión corporal y desde la música esta posibilidad para la revinculación o articulación.
Magdalena: Yo soy la profe de danza. Ese primer disparador fue la chacarera de la bienvenida. Después los llevamos a videollamadas grupales de seis niños y niñas y nosotras dos, ya que en ese momento WhatsApp había habilitado reuniones de ocho participantes. Y empezamos a comunicarnos a través de las maestras; compartíamos flyers en los que invitábamos a que las familias se anoten y nos encontrábamos en pequeños grupos semanalmente para compartir la chacarera de la bienvenida.
Silvia: Claramente transitando o empezando a transitar un camino totalmente desconocido para todos y todas, que es el de la pandemia, volver a acercarnos entre familias y maestras. Entonces, lo que nos parecía muy posible en estos grupos reducidos que nos permitía la videollamada por WhatsApp, era generar un encuentro más íntimo en donde nos podíamos saludar y recordar nombres, caras o conocer con aquellxs con lxs que todavía no nos conocíamos, y escucharnos. Familias que acompañaban en esa pequeña pantallita. Y desde ahí disparamos con las videollamadas, y eso se sostuvo en el tiempo varias semanas.
La pedagogía de la ternura es un enfoque con una vista respetuosa e integral de la infancia, tomando en cuenta no solo la cognición de los estudiantes sino también sus experiencias diarias, sus emociones y relaciones interpersonales
Magdalena: Al cierre de la primera parte del año, antes del receso, tuvimos un encuentro más masivo por sala de WhatsApp, y después ya nos pasamos al Zoom en la segunda mitad del año, para momentos específicos como el acto del Día de la Tradición, el cierre de nuestro proyecto y también para el Día de las Infancias.
Silvia: Y en ese recorrido, el aprendizaje de las docentes con respecto a estas plataformas o herramientas tecnológicas, y también las familias habituándose a estas posibilidades que se nos acercaban a través de las pantallas.
“Al principio, como casi todos y todas las docentes, hemos transitado situaciones de ansiedad, angustia, conflicto, incertidumbre, preguntas. ¿Cómo hacemos para llevar esto a la virtualidad?”
UEM: ¿Cómo se conjugaba esta cuestión de la participación de las familias, teniendo en cuenta los tiempos y horarios familiares y los de ustedes?
Cristina: Con esos datos planificábamos el cómo. Y era en conjunto, porque garantizar todas las trayectorias es un desafío casi utópico. Pero se fue generando eso del proyecto de danza en los hogares, y a la vez trabajamos todas con las distintas plataformas para llegar a los hogares, porque no había presencialidad.
Silvia: Sumo algo. Recuerdo algunas situaciones. Por ejemplo, en estas listas que se armaban espontáneamente cuando compartíamos el flyer, de la invitación a la videollamada, cómo nos organizábamos con las familias según las posibilidades horarias. Nosotras pasábamos un flyer con un horario, pero para la otra semana había familias que nos decían “seño, yo estoy llegando de trabajar, ¿no puede hacer otros horarios?” Entonces, habilitábamos otros horarios para poder acercar la propuesta a estas otras familias, niños y niñas que no podían estar en ese horario estipulado anteriormente. También recuerdo el tema de los dispositivos, y que Magda ha colaborado en la entrega de alimentos.
Magdalena: Sí, la entrega de alimentos de 2020. También utilizamos las jornadas para acompañar a las familias que no manejaban ciertas aplicaciones que proponíamos, como por ejemplo el Zoom, para cargarlos en el celular. Usábamos esos encuentros para acompañarlxs.
UEM: ¿Hacían esos encuentros durante la entrega de módulos?
Cristina: En la entrega de módulos, sí. Era generar, sostener y fortalecer la continuidad pedagógica. Y pasaban diversas cosas, pero mi mirada de directora es instalar la idea de que se puede. Es muy importante el solo hecho de darle entidad a esta cuestión. Cuando vuelven a la presencialidad o a otra propuesta, cómo lxs nenxs van retomando, relacionando y reconociendo los conocimientos.
UEM: Uno de los grandes desafíos de esta etapa tiene que ver con cómo lograr la continuidad y la historicidad del acto pedagógico, y esta cuestión del encuentro que permanentemente por cuestiones sanitarias se ve interrumpido con respecto a lo que unx había planificado. ¿Qué ajustes tuvieron que ir haciendo sobre la marcha?
Magdalena: Antes de una propuesta, siempre había pruebas, ensayos previos. Articular constantemente con las maestras y relevar información. No eran datos que llenaban en una planilla, sino que nos servían para saber con qué dispositivos contaban, qué horarios tenían disponibles. Cuando hacíamos esos momentos de ensayo, lo hacíamos analizando a partir de ahí.
Silvia: Sí, y cómo fuimos descubriendo también con respecto a lo que íbamos viendo que pasaba en las pantallas del otro lado. Tanto de los nenes y nenas como de las familias, porque otra de las grandes cosas que pudimos ir descubriendo es cómo en algunos nenes y nenas el tema de la autonomía delante de la pantalla empezaba a tener mucha mayor presencia, manejar el micrófono, la cámara. Y lo que fuimos descubriendo fue esto, explotar la herramienta. Por ejemplo, podemos acompañar con un fondo que esté relacionado con lo que vamos a compartir en cuanto a repertorio, movimiento, podemos jugar con un audio que sostenga esta propuesta y que nos permita jugar a nosotras del otro lado. Por ejemplo, esto de alejarnos de la pantalla, acercarnos, irrumpir desde diferentes lugares en la pantalla, abrir el espacio. Eso tiene que ver con uno de los contenidos prioritarios en este contexto de pandemia, cómo transformamos esos espacios en casa para jugar y acompañar la propuesta entre todos y todas.
¿Qué hace la escuela cuando hace? ¿Cómo construir cercanía a través en la virtualidad? ¿Cómo humanizar las pantallas?
UEM: ¿Cómo impacta desarrollar esta propuesta en forma virtual con los más pequeños del jardín?
Silvia: Hay una gran diversidad. Y también en este año con relación al año pasado. Cuando generamos la videollamada como primer movimiento de vinculación, además con aquellxs que aún no nos conocían y nosotras tampoco lxs conocíamos, retomamos esto de la importancia de escuchar la voz, conocernos a través de la pantalla, los nombres, preguntar quiénes acompañaban también. Eso en principio, el acercamiento. Y después, en ese recorrido, me voy acordando de las propuestas que fuimos llevando adelante. Termina pasando que se van apropiando y familiarizando cada vez más con el uso de esa tecnología, esa modalidad, que por el momento era la pantalla.
Magdalena: Otra cosa, el gran recorrido entre el año pasado y éste. Notamos que este año los niños y niñas están súper familiarizadxs con el uso de la tecnología, pero además familiarizadxs con la propuesta. Las familias apoyan, acompañan, están atentos y atentas a cualquier situación o necesidad que el niño o niña plantee. Pero la diferencia entre el año pasado y éste es que hay niños y niñas súper autónomxs y también con otro tipo de disponibilidad para estar solitos, solitas, atentos, atentas a lo que viene del otro lado de la pantalla, a salir rápidamente a buscar el manojo de llaves para hacer un sonido….Cha cha cha, a mostrarnos las hojitas que recolectaron en el pasto. Mucha atención, y creo que eso habla del camino recorrido.
“Entre el niño y el objeto hay algo, tal vez alguna actividad o sensación.” (Winnicot, 1971)
Silvia: Nosotras les propusimos que construyeran las CHAS CHAS (sonajas) a partir de materiales cotidianos: tapitas plásticas, botones, fideos mostacholes, entre otros. Les propusimos esa construcción a partir de un video, para luego jugar con las sonajas con el huayno.
Elegimos las chas chas para acompañar nuestra versión del huayno «Una nube se cayó» del grupo musical «Al tun tun», dentro de la variedad de instrumentos de percusión q acompañan a esta especie musical. Luego de haber compartido la versión propuesta presentamos al instrumento, su nombre, sus partes y fuimos descubriendo con nenas y nenes diferentes posibilidades para hacerlo sonar (modos de acción: agitar, sacudir, percutir sobre la palma de la mano, percutir sobre la mesa o el piso). En otro momento compartimos material audiovisual invitando a armar las chas chas con diferentes materiales que podemos encontrar en nuestras casas y finalmente sugerimos otra posibilidad para hacerlo sonar, colocando las chas chas en los tobillos. A partir de allí surgieron nuevas propuestas y descubrimientos por parte de nenas y nenes para hacer sonar a las chas chas por ellos y ellas construidas (por ejemplo, colocarse el instrumento en las muñecas y agitarlo, colocarse el instrumento en las muñecas y saludar haciendo entrechocar las partes q lo componen y lograr diferentes sonidos, etc).
UEM: Este proceso en el que fueron adaptando el proyecto al nuevo contexto, ¿qué impacto tuvo en la forma de desarrollar su trabajo? ¿Cómo se fueron sintiendo?
Silvia: Y sí, también nosotras fuimos aprendiendo, por ejemplo el tema de los tiempos. El año pasado sentíamos la ansiedad de que no haya silencio en el Zoom, que haya una continuidad en todo, una propuesta tras otra. Y este año nos fuimos acomodando de otra forma y pudimos descubrir la circulación de la palabra entre ellos y ellas. Cuando ingresamos al Zoom y decimos “hola”, se saludan entre ellos y ellas, “hola amiga, hola profe”, se entrecruzan sus voces, sus miradas y las nuestras.
“Otra de las grandes cosas que pudimos ir descubriendo es cómo en algunos nenes y nenas el tema de la autonomía delante de la pantalla empezaba a tener mucha mayor presencia, manejar el micrófono, la cámara”
UEM: Una interacción importante. Eso es un gran logro…
Cristina: La interacción es lo que más valor cobra, y en la presencialidad se lo estamos dando también. Porque no todxs pudieron estar. Es una realidad que la virtualidad no es algo aceptado. Las familias quieren presencialidad, necesitan o debemos generar interés a ponerse en la virtualidad. Y eso se ha logrado con tiempo, porque las cuestiones para poder instalarlas necesitan tiempo. Y ahora se observa muy claramente la progresión de lxs niñxs, la rapidez y autonomía que tienen para aprender. Estos encuentros virtuales, como verás, llevan mucho tiempo de cocina. También lxs nenxs se apropian de lo que va a pasar porque vía WhatsApp se manda en videos o en audios de qué va a tratar el encuentro. Entonces pueden decir mejor la secuencia, el tema, la canción que vamos a necesitar para el encuentro. Y esto facilita.
“El cuerpo se construye sobre la vida orgánica, y se hace evidente en sus manifestaciones corporales, como son la mirada, la escucha, el contacto, la gestualidad expresiva, el rostro y sus semblantes, la voz, las praxias, la actitud postural, los sabores, la conciencia del dolor y del placer, etc. De esta manera, el cuerpo es en sus manifestaciones. Su construcción se da necesariamente en la relación con los otros.” Calmels, 2004
UEM: Es como que la secuencia de actividades del proyecto se va desarrollando primero desde el grupo de WhatsApp, con estas anticipaciones que vos contás, ¿no?
Cristina: El grupo de WhatsApp que es por sala es específicamente para lo pedagógico. Este año tenemos otro que es comunicación del jardín. Y las familias parece que aprendieron y todxs respetamos que ahí solo va y viene lo pedagógico. Eso es un progreso, porque estos grupos también necesitan definiciones y saber para qué los usamos, y no siempre es fácil.
UEM: Un marco institucional de cómo y para qué se utilizan. Reglas claras y gente que las respete.
Cristina: Claro, es una construcción, y como es colectiva hace que podamos llegar al propósito que tenemos. Y lxs nenxs también mandan audios o videos.
Silvia: Sí, y eso está buenísimo cuando sucede, porque muchas veces cuando compartimos estos materiales audiovisuales como para ya empezar a proponer lo que vamos a continuar conociendo y aprendiendo, es impresionante cómo hay devoluciones que tienen que ver con lo corporal, lo sonoro, pero también con el interrogante “seño, ¿por qué esto?, ¿para qué esto?”. Y tuvimos preguntas súper interesantes, inquietudes, y una vez más la circulación de la palabra de ellos y ellas. Por ejemplo, en esta invitación a construir las chachas, poner en diálogo qué materiales habían elegido, quiénes habían ayudado.
Cristina: Lo puedo usar para lo que venía, para la canción que venían haciendo, articulando, relacionando. Lxs propixs nenxs piensan y preguntan por esa articulación. Y eso da cuenta del conocimiento que adquieren lxs nenxs, que también es otra cuestión la oralidad.
UEM: Con la vuelta a la presencialidad, se habrán armado distintos agrupamientos o burbujas. A mí no me gusta esa palabra porque creo que las burbujas se evaporan, es un concepto difícil, prefiero hablar de agrupamientos. Entonces ustedes, para cada sala, de acuerdo a la cantidad, habrán formado esos agrupamientos. Me gustaría que nos cuenten cómo reagruparon y cómo van combinando esa presencialidad por partes, fragmentada, con el trabajo remoto de los que quedan en la casa.
Cristina: El jardín tiene seis salas. Hace poco tiene dos salas más sin abrir, que eso nos hizo rever los espacios, un plan de prevención de riesgos. Ahora la presencialidad es semana por medio, una vienen a clases, otra en el hogar. Y ahí está el desafío de cómo sostener y planificar, pero sabiendo qué es posible en los hogares. Y con respecto al área de artística, música, lxs nenxs venían con tres clases por semana, una vez con danza acompañando música. Antes de 2019. Ahora que son seis salas, solo dos veces van a tener música. Danza, una. ¿Cómo organizamos esto que empezó hace poco, de la presencialidad gradual, responsable, pero garantizando oportunidades? Los miércoles, música, solamente Silvia. Y los viernes está el encuentro virtual, Silvia en música y Magdalena y lxs niñxs del jardín, que se invita a todas. En dos momentos: un Zoom a la mañana y otro a la tarde. Y lo que hicimos ahora, hace un par de semanas, es proponer que tienen dos oportunidades de sumarse, y que elijan una.
“El lenguaje expresivo corporal se basa fundamentalmente en los procesos sensibles y emocionales, en el placer por el juego corporal, en inventar y comunicarse. Para que esto sea posible es necesario brindar un clima de afecto y confianza con el propósito que los niños adquieran seguridad en sus propias capacidades expresivas, en relación con ellos mismos y con los otros integrantes del grupo. Además, se trata de brindar oportunidades de desarrollar la capacidad creativa, el gozo y el disfrute por el movimiento.” Diseño Curricular Provincia de Buenos Aires, 2008
Silvia: Estas dos posibilidades horarias que abrimos tienen que ver con los horarios laborales de las familias, para que puedan elegir por la que sea posible. Así todo, hemos compartido encuentros donde nenas y nenes eligieron estar a la mañana y a la tarde.
Cristina: Son pequeñas cuestiones, pero son muy importantes. Una nena que planteó una dificultad durante la propuesta, se la invitó a la tarde y se fue feliz.
Silvia: Pero además luego nos compartió cómo había resuelto la propuesta y con qué materiales, que eran hermosos, y eso enriqueció todo este intercambio que se generó entre nenes, nenas y docentes. Eso estuvo buenísimo. Y hablando de esto de retomar las propuestas desde la virtualidad, cómo las fuimos llevando a la presencialidad, vemos esto también que decía hace un ratito Cris, retomamos esto que compartimos con material audiovisual, que fuimos a jugar con las propuestas a través de los Zoom. Y cómo nos encontramos en la presencialidad, escuchar las voces cerca, cómo con instrumentos del jardín podemos invitar para acompañar. Así como en nuestras casas invitamos a hacer sonar este manojo de llaves, y entonces ahí escuchamos a esos nenes y nenas que habían tenido esa posibilidad continua de participar de los encuentros por Zoom, y cómo en la presencialidad de alguna manera contagiaban a los demás que quizás no hayan tenido la posibilidad de estar en esos Zoom y aun así estén en esos momentos compartiendo la propuesta.
UEM: ¿Cómo articulan institucionalmente el desarrollo y la marcha del proyecto? ¿Tienen espacios donde hay algún tipo de debate colectivo?
Cristina: Participamos en el Zoom, compartimos estando, dentro de las posibilidades, y después en el intercambio, la evaluación continua que hacemos. Articulamos viendo esto de los horarios, las posibilidades que hay, estamos atentas a esos viernes de pasar el flyer o cuando tenemos que pasar en el grupo. Si no está una, esta otra. Las devoluciones, porque lxs profes de educación física están en los grupos pedagógicos. Y Magdalena y Silvia no. Entonces, casi en el momento cuando viene la devolución la pasan a Silvia. Lxs profes tienen muchas horas, en muchas escuelas. Magdalena pasa por todos los niveles.
“Todas las propuestas están atravesadas por la ternura”
UEM: ¿Vos dónde estudiaste, Magdalena?
Magdalena: Yo soy profesora de danza, orientación en danzas folklóricas, en la Escuela de Danzas de La Plata. La conozco a Cristina cuando estaba haciendo las prácticas, se cruza con mi profesora y ahí nos encontramos en el jardín. Empezamos el proyecto en aquel momento, 2016, donde tuvo una extensión de un mes. Y a medida que pasó el tiempo el proyecto se extendió hasta la actualidad, y ahora va de abril a noviembre. Yo, además de estar acá, trabajo en la primaria 35, en la secundaria 48 y en la escuela de danzas tradicionales en la carrera de tango.
UEM: Debe haber un gran trabajo en el Jardín 952 para lograr tanta pertenencia institucional. Porque cuando uno está en tantos lugares es difícil lograr esa pertenencia.
Cristina: La articulación, los acuerdos didácticos y pedagógicos y el disfrute. Eso genera un entusiasmo y focalizar en los aprendizajes de lxs chicxs.
Magdalena: Hay algo muy interesante que sucede en la propuesta del proyecto, que a mí me convoca todos los años, y es esta oportunidad de trabajar desde música y danza, pero no como ahora vemos danza o música, sino que la propuesta sale del entretejido de las dos, y eso me parece sumamente enriquecedor. Obviamente hay mucha cabeza previa, planificación, estar horas armando la propuesta porque lleva tiempo articular. Eso es algo que a mí al menos me convoca todos los años, es algo que no he experimentado en otros lugares. El proyecto cierra con el acto del Día de la Tradición. Ese es el momento donde compartimos algo de todo lo que fuimos compartiendo puertas adentro en el aula, y hay algo en nuestro proyecto de pensar ese acto desde otros lugares posibles, distanciándonos de la idea estereotipada de acto, como montar una danza para mostrar los estereotipos de los paisanos y las chinas. Hay un posicionamiento, una búsqueda, todos los años vamos pensando e incorporando, y entonces llega el acto del Día de la Tradición y hay una apertura también a las familias, que quizás en algún momento han comentado cosas en el grupo. Hay un ida y vuelta con las familias también. Y hay articulación con otro proyecto del jardín que es la formación de espectadores y espectadoras, donde se convoca a bailarines y bailarinas.
Silvia: En cuanto a las familias, hay papás que tocan instrumentos, que tienen grupos, entonces también han participado del proyecto de esta forma, acompañando a los nenes y nenas en estas sonoridades y acompañándonos en la propuesta.
UEM: Parte de lo que nos ocurrió en la pandemia, fue atravesar un contexto de enfermedad y de muerte. ¿Cómo impactó esto en relación al proyecto? ¿Cómo se puede sumar desde un lugar distinto, en medio de una situación tan compleja?
Silvia: En momentos de tanta angustia e incertidumbre, en general en todos los encuentros que hemos ido transitando hasta ahora, desde la virtualidad y también los de la presencialidad, hemos tenido como la sensación de la muestra de ganas, de esto de esperar el momento, que quieren jugar, que quieren participar, hemos percibido en algunos nenes y nenas situaciones que podíamos llegar a tener, a interpretar en cuanto a sus caras, sus silencios. Y después hemos hecho alguna intervención para saber qué estaba pasando, hablar con las maestras, hacer un audio, para enviar a ese nene o nena, preguntando. Convocando a la palabra, al intercambio.
“Habría que pensar quizás que lo que está en juego aquí es la idea de hospitalidad como acogida, como bienvenida, como atención al otro, es decir una hospitalidad que no le plantea condiciones imposibles al otro, que no lo deja en posición de deudor…” Skliar, 2008
Magdalena: Todas las propuestas están atravesadas por la ternura. Una propuesta particular el año pasado fue un chamamé donde el objeto mediador fue un almohadón. Fuimos recorriendo los paisajes litoraleños, compartiendo a través de recursos de sonidos, hasta llegar al chamamé, abrazadxs a un almohadón. También es anecdótico, pero para el Día de las Infancias el jardín decidió hacer un presente que sea un pequeño almohadón, que siguió apareciendo en estos encuentros, videollamadas, a través del chamamé que fuimos compartiendo, y se sostuvieron hasta el cierre del proyecto del año pasado.
Silvia: Jugando con esta metáfora de abrazar al almohadón, pero que prontamente nos queríamos dar ese abrazo en algún momento en el patio del jardín.
UEM: Ese abrazo símbolo. Qué importante lo que decís, que tiene que ver con la pedagogía de la ternura.
Cristina: Así es. También quiero decir que es posible el proyecto por la cooperadora, porque Magdalena no pertenece a la planta de nuestro jardín. Hace muchos años había otra profesora, y cuando ella se retiró nos reencontramos con la posibilidad de la danza con Magdalena. Y este almohadón también fue hecho por todas, una compraba la tela, otra la cortaba, otra la rellenaba. Así que con la cooperadora le damos un lugar, porque si no, no sería posible.
UEM: Una cooperadora y todo un grupo dispuesto a colaborar. Para ir cerrando, y aunque sabemos que es imprevisible el desarrollo de la pandemia, ¿cómo imaginan la escuela que viene?
Silvia: En estos pocos encuentros presenciales que hemos tenido, pasan muchas cosas. Hay mucha diversidad en cuanto a lo que cuentan, escuchan o hablan. Nos hemos encontrado con nenes o nenas que expresan esto de “qué lindo escuchar acá, qué lindo este instrumento del jardín, qué linda esta canción”, esas cosas que en la virtualidad aparecen, pero claramente no es lo mismo que en la presencialidad. Eso lo hablamos, fuimos construyendo entre todas esto de sostener la virtualidad, pero no hay como la presencialidad.
UEM: Nada reemplaza la presencialidad, pero al mismo tiempo el trabajo remoto le da cierta continuidad.
Cristina: Continuidad pedagógica, sí. Es un andar, y ver por dónde está el otro también. Porque creo que eso es lo que le da sentido. Y que el encuentro sea por esto. Estamos en nivel inicial, que lxs nenxs tengan posibilidad de algo. Digo de algo porque sabemos que no todo es posible. A veces están los recursos, pero el interés no se genera, o a veces logramos interés en quienes no tenían los recursos y los buscan. “No tenemos celular, pero le pido a mi hermana que me lo preste para hacer el Zoom una vez por semana”. Eso pasa a veces. Son cosas muy chiquitas pero que hacen al sentido. Y sí, es en el andar. Día a día.
Magdalena: Desde la danza o desde nuestro proyecto estamos muy habituadxs a trabajar en la ronda, a mirarnos las caras, el círculo, escucharnos, bailar con el otro, la otra, tocarnos. Todo eso sucedía antes. Entonces creo que hay muchos desafíos y mucho por revisar, readecuar, buscarle la vuelta. Yo creo que después de este tramo, estamos convencidas de que todo es posible. En este tiempo de la inmediatez, en el que es todo rápido, con pantallas que todo el tiempo muestran cosas muy llamativas, hemos logrado sostener una propuesta, trabajada desde diferentes lugares y abordada con diferentes recursos. La cueca, por ejemplo, la desarrollamos en cinco encuentros de Zoom. Desde diferentes lados, propuestas, movimientos, sonidos, elementos, recursos.
“‘No tenemos celular, pero le pido a mi hermana que me lo preste para hacer el Zoom una vez por semana’. Eso pasa a veces. Son cosas muy chiquitas pero que hacen al sentido”
Silvia: Sostener esas propuestas en el tiempo, y no como algo pasajero, hace que cobren mayor sentido. Nos convoca, nos invita a conocer este trayecto y los recursos, para luego ponerlos en juego, elegir, seleccionar, jugar, decidir, conocer. Y en este trayecto vemos cómo lxs alumnxs van pudiendo poner en juego según sus intereses, su selección, y es lo que nos encontramos al momento de la presencialidad.
UEM: Ustedes mencionaron la palabra sostenimiento, sostener. ¿Qué las sostuvo a ustedes?
Silvia: Obviamente nos atraviesan diversidad de cosas que nos fueron pasando. Es el otro. Sin el otro, la otra, uno no es nadie. Y acá, el plantel inmenso en el ejercicio de la búsqueda constante, de estar pensando qué vamos a proponer, qué queremos buscar, generar en los nenes y las nenas. Y ni hablar de esto en las entregas del SAE con las familias. Y cuando se empezaron a animar a venir las nenas, nenes, en las miradas, en abrazos.
“Sin los vínculos, el otro, la otra, no somos nada”