Conversamos con María Silvia Velasco, Directora del CENS 455 de Junín, que funciona en la Alcaidía 49, una cárcel de máxima seguridad. Empieza siendo una alcaidía pero en realidad es una unidad penitenciaria de máxima seguridad.
Está ubicada en las afueras de Junín, sobre la intersección de la Ruta 188 y casi 7, en la rotonda. A pocos metros de la rotonda están las tres unidades penitenciarias con las que cuenta Junín: la 49, otra de máxima seguridad que es la 13 y otra, que es de mínima seguridad, que es la Unidad Penitenciaria 16.
Utopías en Movimiento: ¿Cómo es la matrícula, la organización institucional?
María Silvia: Se crea por desdoblamiento de una escuela madre, sede, que en un primer momento fue la Escuela de Educación Media Nº 8, y que por una intervención fuerte del SUTEBA y de la Modalidad de Adultos, se logró el desdoblamiento y la creación, en 2022, de tres CENS que hoy funcionan.
Entonces, a partir de esa escuela madre, que en un primer momento funcionó únicamente en la unidad penitenciaria, con anexos o extensiones en las otras unidades, desde septiembre de 2022 son tres escuelas independientes; en relación a secundaria, a los CENS, pero también se crearon escuelas primarias en las otras unidades.
Eso fue motivado por la cantidad de alumnos. Solamente en la 49 tenemos 13 secciones, funcionan 3 turnos, mañana, tarde y vespertino. Obviamente no tenemos más estudian- tes por una cuestión de espacio físico y demás. Hoy tenemos casi 200 estudiantes cursando la educación secundaria de adultos, con edades entre los 18 y los 50, 60 años.
“Notamos que cada vez tenemos estudiantes más jóvenes en las cárceles. Y tiene que ver con el contexto social, cultural»
Yo hace 24 años que trabajo en la cárcel, que elijo trabajar en la cárcel como profesora; pasé por las tres unidades penitenciarias, y vemos año a año cómo baja la edad de los estudiantes. En estos últimos años se está notando mucho más; y tiene que ver con el contexto social, cultural, con épocas de crisis, cómo los pibes están cada vez más desprotegidos en relación al acceso a los derechos: educación, salud, vivienda.
Vemos a los pibes estallados, es esa la sensación, la percepción que tenemos de los jóvenes y adolescentes que en muchos casos no encuentran proyectos, que por ahí les da lo mismo, que viven el día y por ahí encuentran en otros espacios o en la calle la posibilidad de zafar del momento y por ahí terminan metiéndose en quilombos y a veces en la cárcel por cuestiones menores. Hay organismos, como los centros de referencia a nivel provincial; porque a nivel nacional los desmantelaron, no existen más. Toda la política pública destinada a eso está totalmente desmantelada, lo cerraron directamente. Es de público conocimiento la cantidad de trabajadoras y trabajadores que quedaron en la calle por los cierres de los centros de referencia.
“Vemos a los pibes estallados, es esa la sensación, la percepción que tenemos de los jóvenes y adolescentes, que en muchos casos no encuentran proyectos”
Y a nivel provincial también aparece esta cuestión también de los pibes que, estando escolarizados, estando en la escuela secundaria, esa misma escuela de una u otra manera los expulsó. Eso está pasando y nos tenemos que hacer cargo. Hay mucho laburo; de hecho en la escuela secundaria, más allá de la política educativa, de la teoría, en la realidad la escuela secundaria sigue expulsando a estos pibes y pibas, que después en muchos casos terminan en la cárcel. Hay una deuda de la que nos tenemos que hacer cargo.
UEM: Vos decías que hay un discurso social y un desarme o un desacople del Estado Nacional. Pero también hay una instalación de que lxs jóvenes son peligrosos, el de gorrita, el que anda en moto, etc. ¿Qué experiencia tenés vos a partir de esos imaginarios que se construyen?
María Silvia: La construcción social del peligroso, que la tienen instalada los mismos estudiantes que están dentro de la cárcel. Ellos mismos se definen a partir de esa mirada este- reotipada de la sociedad. Aun padeciéndolo, lo piensan. Fijate cómo cala ese discurso.
De hecho hacemos muchas reflexiones acerca de esto dentro de la escuela. Cómo se instala: “el peligroso es el pobre, el negro y el de gorrita”, que son la mayoría de los que están presos, por pobres, por negros. Pero después tenemos que son los menos, que la mayoría no está detenida, que está afuera, que son los verdaderos chorros, los llamados de guante blanco. Que son los que se están robando el país, la dignidad a los pibes, a los laburantes. Pero esos no son los chorros para la sociedad en la que vivimos.
“La construcción social del peligroso. El peligroso es el pobre, el negro y el de gorrita”
UEM: Lxs alumnxs, una vez que transitan su escolaridad, que son tres años, ¿qué expectativas les genera haber finalizado la escuela, recibir su título? ¿Cómo lxs transforma la escuela?
María Silvia: La escuela los transforma. Los estudiantes presos llegan a la escuela, en la mayoría de los casos, primero por el beneficio. Ellos le dicen “el beneficio”, que es la posibilidad del acortamiento de la pena si están estudiando; que puede ser un mes en el año, con un máximo de seis meses. Que a veces está en el imaginario, también está en el criterio del juez, si se lo otorga o no. No es seguro, pero es posible que puedan lograrlo.
Eso puede llegar a ser los primeros dos o tres meses. Pero yo les puedo asegurar que cuando traspasan ese pabellón al ámbito escuela, ese lugar es un espacio-escuela, y lo que nosotros permanentemente intentamos que se instale es “vos acá sos estudiante, no sos preso, sos estudiante”.
Porque hay dos discursos muy diferentes: uno que tiene que ver con la cárcel, el preso, el castigo, las medidas asegurativas; por otro lado, cuando viene a la escuela, por más que sea atravesar una reja, o cruzar un pasillo, acá es Pedro, Juan, Francisco, y es estudiante. Eso ya genera en la subjetividad una transformación enorme, que es lo que intentamos laburar, no es de un día para el otro. Y empieza a pensarse como sujeto, como sujeto de derecho, que puede pensar, que puede hablar con otro, que es escuchado. Que después puede también como adulto contarle a su hijo, a su hija, al familiar que lo venga a visitar, qué aprendió en la escuela, ayudar a su hijo en la tarea.
Te hablo y se me pone la piel de pollo de escucharlos, la emoción de poder haber hecho algo que hacía mucho que no hacían, agarrar una lapicera de nuevo después de 10 o 15 años, poder leerle un cuento a su hijo en la visita. El año pasado hicimos un proyecto de rincón lector justamente con esto, propiciando la lectura en la escuela, para que ellos en la visita pudieran también compartir un momento con sus hijos leyéndoles un cuento; y muchos dijeron “a mí nunca me leyeron un cuento y yo ahora le leo un cuento a mi hijo”.
No solamente la transformación en cuanto aprendizaje de contenidos, de asignaturas, sino eso que le posibilita la escuela como oportunidad. Yo siempre digo, llegamos tarde con esa oportunidad en la cárcel, pero a la vez qué bueno que esté esa oportunidad de que el Estado pueda ser garante del derecho a la educación de todas las personas, inde- pendientemente del contexto en el que se encuentren; no importa si estás preso, tenés derecho a educarte, y que ese derecho se garantice; pero a la vez la transformación subjetiva que implica ser estudiante y como adulto poder llegar a una escuela después de tanto tiempo. Es re cautivante el trabajo, muy emocionante.
UEM: Se está agitando mucho esto de la edad de imputabilidad. ¿Cómo toma la sociedad a estxs pibxs y cómo podemos pensar nuevas oportunidades?
María Silvia: Junín es también el reflejo de lo que está pasando a nivel nacional en general. A veces es hasta una venta de humo, uno lo piensa por ese lado. Y por otro lado, qué tremendo pensar que la solución de la seguridad en una sociedad sea que los pibes más chicos estén en cana. Es una locura total, no tiene ningún fundamento científico; es simplemente la instalación de este estereotipo del peligroso que hoy no nos alcanza que tenga 16, sino que tiene que tener 14.
El otro día pasó en Junín. Un pibito de 13 años que les pegaba a otros adolescentes en la parada del colectivo. Los medios de comunicación, la cara de ese pibito, que además tenía problemas psicológicos; salió a hablar la abuela, porque vivía con la abuela en situación de vulnerabilidad de todo tipo. Salió en todos los medios, en todas las redes sociales, difundían por WhatsApp la cara del nene, ojo con este. ¡13 años! Era del que teníamos que cuidarnos en Junín. Aparece esto de la pelea de uno contra el otro, del vecino peligroso; que no deja de ser un pibe de la misma edad de tus hijos, y se transforma en ese peligroso. Y eso obvia- mente que está instalado, y hoy más que nunca.
“Cada vez que vienen estos gobiernos neoliberales, fascistas, proponen la baja de la edad de imputabilidad. Ya lo vivimos”
Creo que la alternativa es concientizar, también desde las escuelas; creo que es una buena alternativa poner en discusión estas cuestiones. Y también lo hablamos en la escuela de la cárcel, con los propios estudiantes.
Cuando salió la serie “Adolescencia”, decíamos que en una sociedad como Inglaterra, tan diferente y a la vez no tanto, se pone también en tensión esto, ese sistema punitivo, y reflexionando sobre lo que estaba en debate ahora, que es la baja de la edad de imputabilidad. Y surge de los propios estudiantes esta cuestión del sujeto peligroso, el de gorrita, el que viene del conurbano, el que viene al instituto, que te cruzás de vereda… Ellos lo viven en carne propia.